Autor: Rogelio Guedea

 

En la pasada sesión del Consejo Universitario, la cual fue realmente intensa, se aprobaron acuerdos interesantes que, cabe decirlo, vale la pena seguir socializando lo más posible. Se aprobó, por ejemplo, la creación de cinco nuevas maestrías: una en Tecnologías de Internet, otra en Psicología, una más en Negocios, otra más en Emprendimiento e Innovación de Negocios Turísticos, y una última en Gastronomía. Todas estas maestrías se imponen de especial interés y vienen a fortalecer ámbitos de oportunidad que exigen los tiempos actuales.

Su creación es, además, un mérito, sobre todo si tomamos en cuenta que la cristalización de una maestría implica un arduo trabajo revisionista que involucra, incluso, el análisis de nuestro contexto político, social y económico no sólo local, sino también nacional e internacional. Pero además de los acuerdos que darán origen a estas maestrías, se lograron otros consensos importantes, entre ellos el otorgamiento del doctorado Honoris Causa al economista Rolando Cordera Campos, quien cuenta con una trayectoria bastante elogiosa que nuestra alma máter ha decidido hacer patente con este reconocimiento.

Pocos saben que Rolando Cordera Campos nació en Manzanillo en 1942 y que luego emigró a la Ciudad de México para hacer estudios de economía en la UNAM, donde dio clases hasta convertirse en uno de sus profesores eméritos más reconocidos. Desde entonces, Cordera Campos ha combinado siempre su labor docente con su labor como investigador y autor de libros fundamentales para entender los fenómenos de la pobreza, la desigualdad y las crisis económicas de nuestro país, tales como La economía nacional: una reflexión, ¿Ya LEISSSTE? La pobreza no es noticiaLa perenne desigualdad o Las decisiones del poder. No menos importante ha sido su participación como colaborador habitual sobre temas de su especialidad en diversos periódicos y revistas del país, como La Jornada o Nexos, en donde ha sido puntual en sus críticas en aquellos momentos en que ve que las políticas económicas nacionales no son las más pertinentes.

Un artículo suyo aparecido precisamente en La Jornada, del pasado 1 de septiembre, ponía los puntos sobre las íes con respecto a esta idea del gobierno federal de que no importaba hacer a un lado el crecimiento mientras se mantuviera el desarrollo, a lo que Cordera Campos acotaba que “sin crecimiento nos estancamos”, y a partir de ahí hace un desglose de la importancia de no demeritar ni lo uno ni lo otro. Hombre crítico y muy de su tiempo, Cordera Campos es en realidad un ejemplo para todos aquellos que se han preocupado por revestir de rigor y seriedad la labor académica y, además, se preocupan porque ésta tenga un impacto benéfico (sea del tamaño que sea) en la sociedad, con el fin de buscar mejorar sus condiciones de bienestar.

Por eso yo creo que el doctorado Honoris Causa es muy pertinente y celebró que nuestra casa de estudios lo haya aprobado, pues con ello también se honra la libertad de pensamiento (y, sobre todo, la defensa de esta libertad de pensamiento) que ha caracterizado la trayectoria de nuestro admirado paisano manzanillense.

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